Prisionero de su piel
Te regalaré soles y mariposas en la primavera de tu alma.
Sembraré dos rosas y un clavel en tu corazón de oro,
valiosa cosecha si yo germinara sintiéndote queriéndome;
o que a la salida del alba tan solo escuches mi imploro.
Nacen quimeras en tus anchos pechos de agua,
en los aguaceros de pasión que inundan mis ilusiones.
La tierra fértil está apta para colocar mis esperanzas
con el abono de mil sueños de eróticas canciones.
Aún no menciones mísera palabra de aquí a la noche,
espera a mi cálido ocaso en el refugio de mis brazos,
Te guiaré entre estrellas hasta el centro de mi cama
y el derroche ávido en mi piel será meteorito de paso
por las galaxias ocultas bajo tu regazo.
Te he dicho que no necesito escuchar que me amas,
si te venero como veneran sus libertades los esclavos.
No me liberes si no deseas, no, alejar en de ti ordéname
todas tus soledades, con mi sutil presencia de lujuria.
¡Bésame así, hazlo así, agárrame así como nunca!
entre los poros de tu piel de incandescentes llamas
y si nos sorprendiera de nuevo otro hermoso alba,
tu presencia aún en mi lecho me alejará las dudas
sabré que como yo te amo tu me amas.
De esclavo ahora de tu corazón soy el amo.
Por: Francisco J. Cartagena Méndez
El Jimagua
7/26/2010 * Derechos Reservados
http://jimagua.blogspot.co
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