Funcionario, le abrieron el Armario, Periódico el Nuevo Día
Por Francisco Cartagena Méndez, Activista social
El armario homosexual es la expresión utilizada para describir la situación de las personas sujetos al temor a que su verdadera identidad sexual sea descubierta. Es un proceso adaptativo relacionado al terror que representa el discrimen, la burla y la homofobia, padecido con tristeza y sufrimiento.
Salir del armario para el homosexual resulta una acción ardua y difícil. Los homosexuales crecemos viviendo en la atonía de una identidad sexual que es constantemente señalada y discriminada, por lo que miles de hombres y mujeres se encuentran viviendo una doble vida.
En Puerto Rico tenemos el reciente ejemplo del exsenador Roberto Arango a quien le abrieron el armario con el “issue” de sus fotos escandalosas y su reciente pública relación homosexual con un joven estudiante de medicina. Es importante recalcar que en el pasado Arango fue portavoz de leyes en contra de los derechos de los homosexuales, y que utilizaba además epítetos peyorativos contra homosexuales para ofender a sus adversarios políticos.
Así mismo, recientemente en Estados Unidos le abrieron el armario a Paul Babeu, un “sheriff” conservador de Arizona y responsable de la campaña de Mitt Romney, aspirante republicano para enfrentar en las presidenciales en noviembre a Barack Obama. Este funcionario político y policiaco llegó a amenazar a su expareja, un hombre mexicano de 34 años, con deportarlo si hacía público su romance con el “sheriff”.
Es lamentable que homosexuales vivan con la posibilidad de que sean otras personas quienes introduzcan la llave de la cerradura que mantiene cerrados sus armarios. Una cosa es no encontrar el valor suficiente para confesar una identidad sexual oculta, y otra muy diferente que haya homosexuales capaces de juzgar y burlarse de otros homosexuales.
Esta realidad es más común de lo que pensamos y forma parte de la realidad de funcionarios políticos y artistas homosexuales que viven como heterosexuales. En el ciudadano común homosexual también sucede, cuando preso del discrimen y la burla,se une al coro de insultos en contra del prójimo con su misma identidad sexual.
Por eso es importante el reconocimiento de la equidad de derechos por parte de los gobiernos a todo ciudadano sin inquirir por su identidad, y evitar que éstos identifiquen la homosexualidad como un problema serio de salud pública, al interrelacionar esta identidad con efectos psicológicos, agresiones físicas y deterioros anímicos que propician indeseabilidad de un sector de la comunidad.
Así mismo, el Gobierno debe poner un alto a la intromisión de los líderes religiosos en las leyes que se trabajan para la otorgación o no de los derechos de los que carecemos los homosexuales, ya que estos eclesiásticos ejercen presión tanto mediática como a puertas cerradas en la Casa de las Leyes.
Regresando al tema inicial, lo ideal es que sea el propio homosexual o la lesbiana quien abra las puertas de su auto-encierro de ese armario que le obliga vivir como desean los demás. Pero, cuidado, en cualquier momento el armario puede ser abierto por terceros, y si ello sucediera ese homosexual ha de prevenir haberse unido a la dinámica general que ofende a las minorías sexuales.
Quien lo hubiera hecho, estaría quedando en el ridículo y cayendo en el absurdo de haber sido injusto con su propia verdad. Y se mantendría en su corazón una marca imborrable, evidencia del objetivo principal del fundamentalismo, el cual busca crear odio hacia los seres que aspiran a ser libres y amar a quien elige su corazón.