Por: Francisco "El Jimagua" Cartagena Méndez
Escritor y Activista de Derechos Humanos
Twitter: @eljimagua
#PorUnFuturoSinViolencia
Las personas homosexuales y de la
comunidad LGBTT han existido desde siempre. Hemos sabido de homosexuales
en los cuentos de antaño y de guerra, en cuentos de hadas y en los
cuentos históricos. Podemos mencionar a Da Vinci, a Alejandro Magno, o
quizás a Federico García Lorca y su amor para con Salvador Dalí. Les
vemos personificados en comedias teatrales.
La realidad es que
ser gay es una realidad de vida; es algo totalmente natural, una muestra
más de que los seres humanos somos totalmente sexuales y diversos. En
mis treinta y una primaveras he observado cómo tantos hombres esconden
su verdadera naturaleza humana. Se disfrazan de machos o hembras
heterosexuales, ignorando toda posibilidad de que se descubra su
verdadero instinto sexual.
Tristemente, millones de personas en
el mundo se han visto obligadas (ya sea por temor, por costumbre, por el
machismo aprendido, por obligación o por cobardía) a no demostrar
quienes son realmente. Sin embargo, la indiferencia de un hombre gay en
el armario hacia otro gay, descansa en la connotación del temor más
absurdo. Estamos en pleno siglo 21, la libertad de otros gays no debería
molestarle a alguien que vive bajo las sombras de la doble vida. En
cambio, debería ser ejemplo y darle fuerzas para ser tal cual es.
Ser
gay es ser uno mismo (a). Tanto hombres como mujeres de todo el planeta
tierra desean a personas de su mismo sexo. En todas las civilizaciones,
culturas y religiones, la homosexualidad es una realidad. Este hecho
tan real, debe hacernos preguntarnos lo siguiente; ¿cómo seres humanos
de diferentes ideologías y culturas son capaces de tener sentimientos y
deseos por personas de su mismo sexo?... la respuesta es simple; porque
es algo totalmente real y natural de la humanidad.
En todos los
hallazgos arqueológicos que buscan comprender la historia de la
humanidad, se encuentran presentes historias de amor entre personas del
mismo sexo. La razón para ello es una sola, desde siempre han existido
personas que sienten deseo sexual y físico y afectividad (amor) por
personas de su mismo sexo.
La pregunta que surge ante lo
anteriormente expuesto es; ¿por qué entonces las personas homosexuales
han enfrentado tanto discrimen, persecución, odio, agresiones y
asesinatos en su contra? La respuesta se divide en dos; 1) la ideología
religiosa extremista y 2) el dominio del libre pensamiento.
Visionarios
religiosos encontraron en la sexualidad humana, una oportunidad para en
primer lugar, condenar al ser humano, y en segundo lugar dominarlo. La
condena antecede al dominio del libre pensamiento y por consiguiente
domina a la libre sexualidad. Surge la inquietud; por qué en más de 450
especies de animales, la homosexualidad es una realidad. Una sexualidad
que no es perseguida, salvo en los seres humanos por supuesto.
La
razón es simple, porque los animales (aquellos que no son humanos) no
poseen el razonamiento mediante el cual, se logra la persuasión y el
dominio cognitivo. Sin embargo, se desconoce realmente, si en el mundo
animal (más allá de los seres humanos) es posible que exista discrimen
por aquellos animales que prefieren copular entre otros animales de su
mismo sexo.
Ser gay es idéntico a ser heterosexual. El amor gay
como el amor heterosexual se encuentran marcados por iguales
situaciones. La extrañez, la confianza o la desconfianza, la necesidad y
la costumbre, el deseo y apetito sexual, la curiosidad, el afecto, el
abrazo, el copular, el beso. Todas acciones propias del afecto y la
sexualidad entre seres humanos.
Para muchos y para muchas, todo
lo anteriormente descrito es bien visto entre parejas del sexo opuesto
(por aquello de la necesidad de la procreación humana y por lo divino o
las deidades contemporáneas). Sin embargo, no es menos cierto, que todos
los sentimientos humanos (deseo, extrañez, amor, querer, afectividad,
deseo sexual, costumbre, entro otros), se encuentran presentes en la
vida de personas o parejas homosexuales.
Un asunto importante de
la homosexualidad redunda en que de cierta manera, aportamos a no
aumentar la sobrepoblación humana. A pesar que muchas personas gays
(tanto hombres como mujeres) tienen hijos o hijas; la gran mayoría no
han procreado. La sobrepoblación tiene efectos negativos para cualquier
país y ello ha sido evidente en numerosos titulares noticiosos y
diversos estudios, como sucede en China, que tienen una política de
procreación.
Me atrevo a apostar que este escrito refleja, sin
lugar a dudas para mi propio reto, una nueva oportunidad para seguir
escribiendo y descubriendo nuevos horizontes sobre la diversidad del ser
humano. Pueden juzgarme, pero la idea ya está sobre el tapete. A buen
entendedor, sólo un beso fehaciente entre dos personas del mismo sexo
basta.
Puedes comentar abajo o enviar tus opiniones a: eljimagua@live.com
Biografía/Biography
jueves, 24 de agosto de 2017
La Naturaleza de la Homosexualidad
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario