sábado, 18 de septiembre de 2010

Fundamentalismo Político

Fundamentalismo Político
Por: Francisco "El Jimagua" Cartagena Méndez
Escritor y Activista Social

Hay voces que utilizan el amor y la fe para promover odio y discrimen. Pero hay voces que habiendo sido calladas ante temores y señalamientos, gritarán sus verdades y lucharán por sus derechos, esa es la voz de la comunidad GLBT que una vez más es atacada por el odio fundamentalista. Sepan que los homosexuales también amamos, pero de verdad.

El fundamentalismo que domina las acciones políticas marca un porvenir incierto a toda una ciudadanía y una comunidad homosexual. Que además se tienen que abroquelar como puede para no seguir siendo pisoteados (as) por la fe contradictoria, y que es predicada en contra de la igualdad de derechos. El panorama es desalentador, pero la lucha es activa y se lleva a cabo de frente y no a puertas cerradas.

Tenemos un Presidente del Senado zafio en su aversión a la comunidad gay, y no solo Thomas Rivera Zchats sabe de aversiones, sino que tenemos una legión de líderes políticos y religiosos que buscan seguir haciendo de una constitución “democrática” como la nuestra aún más contradictoria, secundando el discrimen tajante que arropa a nuestra isla y que es causa de odio, muertes y suicidios.

Las estadísticas, y las experiencias que con el activismo y el dolor compartido, y que es denotado en la propia comunidad homosexual, evidencian lo antes expuesto. La realidad no es otra, que cada vez que se habla de igualdades y derechos y que; “todos los hombres son iguales ante la ley” se están hablando solo mentiras que se desenmascaran en la realidad dolorosa y la tristeza de miles de seres humanos.

El proyecto del senado 1568 presentado por la senadora Lucy Arce y la resolución 107 avalada por 28 representantes liderados por Norman Ramírez y que pretende revivir la ya una vez derrotada Resolución 99, son medidas que para nada buscan proteger la “familia tradicional”. Este evidencia que nuestros dirigentes políticos viven enajenados de las modificaciones sociales y culturales que se han suscitado a través del tiempo.

La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. Esta es también representada por un conjunto de personas, unidas por descendencia, matrimonio u otras relaciones, incluyendo, según las culturas, la adopción y aún la propiedad, que conforman una unidad doméstica, compartiendo residencia y cooperando económicamente y afectivamente entre sí.

En la mayoría de las familias puertorriqueñas hay tanto homosexuales como parejas que conviven sin casarse, hay también hombres y mujeres que desean dar vida a niños y niñas a quienes se busca arrebatarles la oportunidad de ser padres criminalizando, y encarcelando a mujeres, parejas o médicos que quieren crear vida o ayudar a traer niños al mundo.

Y es que los dirigentes políticos debiendo representar acciones laicas ante la legislación de protección de derechos, cada día les vemos con una estrecha cercanía a la no separación entre iglesia y estado, siendo ellos quienes supuestamente buscando proteger a la “familia” legislan en su contra, ante grupos religiosos que llevando a cabo agendas escondidas dentro de la casa de las leyes, representan una presión política con sus votos.

El amor es una acción basada en respeto, hermandad y solidaridad. El amor es la supremacía social que emana del instinto afectivo y el reconocimiento de iguales oportunidades a todo ser humano. El amor hoy no es notorio en decenas de líderes políticos y religiosos. El amor hoy sufre ante el discrimen y el odio, pero el amor es fuerte, como fuerte es nuestro deseo por una patria inclusiva y de equidades, y es por ello seguimos luchando. Porque los homosexuales también amamos. Para comentarios, eljimagua@live.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente artículo Jimagua, gracias por ser la voz de una comunidad tan callada!!! José

María dijo...

Basta ya de tantas injusticias, queremos un Puerto Rico para todos y todas, Francisco Jimagua, te felicito por tan bien manejado artículo... María