jueves, 9 de mayo de 2013

LA VIDA "FACIL" DE UN HOMOSEXUAL - Periódico El Nuevo Día

8 de mayo de 2013
La vida fácil de un homosexual

Francisco Cartagena Méndez - EL JIMAGUA (Activista social) - PUERTO RICO
Publicado originalmente en el periódico El Nuevo Día www.elnuevodia.com/columna-lavidafacildeunhomosexual-1507...

Cada amanecer nuevo es una esperanza de aceptación, si con ella llega el respeto a una identidad tan señalada y humillada. Cada respiración nueva es un milagro en hombres y mujeres que sufren en silencio el agravio de tener que vivir una doble vida. Cada palabra homofóbica es un cuchillo que atraviesa el alma de quienes aún seguimos luchando por la equidad.

Es muy fácil aparentar ser otra persona o ser una mentira. Es sencillo aunque esta acción venga acompañada de lágrimas, autodesprecio, temores, sufrimientos y efectos que nos marcarán por toda una vida.

Hay muchas alas que han sido rotas por el discrimen. Almas que sangraron por la esterilidad del verbo eclesiástico, en la negra lengua que crece raíz tras raíz tras en una sequía de amor al prójimo. Muchas otras alas se romperán, así como muchos jóvenes se quitaran la vida ya cansados del rechazo, atolondrados ante la idea envuelta en el temor que supone el que los demás se enteren de su identidad de vida. Pero es tan fácil ser homosexual.

Muchos hombres y mujeres a su vez se verán forzados a vivir una doble vida. En la sencillez de ser homosexual, se casarán con personas del sexo opuesto, según como la religión y la mayoría lo establecen. Sucederá que fácilmente el instinto verdadero terminará por dominar la mentira. Así la infidelidad forzada forma parte de la facilidad que es elegir ser homosexual.

Es que fácilmente a nosotros nos gusta enfrentarnos al desprecio, a la burla social, familiar y escolar. Somos las comunidades LGBTT tan masoquistas que añoramos encararnos al discrimen laboral, gubernamental, fundamentalista religioso y al dedo señalador que causa tanto sufrir.

Lo cierto es que el discrimen y la homofobia son conceptos adheridos a la realidad puertorriqueña. El fundamentalismo en sí es real a través de las continuas manifestaciones públicas que protagoniza una gran parte del sector religioso conservador en nuestra sociedad.

Son las nuevas cruzadas, ésas que sin escudos y espadas abarrotaron los predios frente al Capitolio para entonar coros y cánticos de amor al prójimo, pero de forma muy contradictoria a sus reclamos, emite condenas contra los derechos de sus propios familiares homosexuales.

Ellos deben comprender que nosotros los homosexuales sólo deseamos dejar tanta "facilidad" al sufrir tormento y rechazos, para poder sentir el amor libre y verdadero. Que sólo deseamos tener iguales derechos y amar a quien elige nuestro corazón, no el que nos impone las cadenas de la moral.

Sepan además que mientras el árbol del fundamentalismo que florece entre mentira y engaño prosiga echando raíces haciendo de la vida de un homosexual un verdadero infierno en la misma tierra que fue cubierta por la misericordia de Jesús y de su sangre, -sí, aquél mesías que ellos mismos reclaman y que nunca juzgó ni condenó a ser humano alguno-, seguiremos luchando con ahínco, pasión y verdad.

Déjennos hacer con nuestro libre albedrío en su definición más completa, lo que queramos. No juzguen, no insulten, no condenen, pues todos tenemos un techo de cristal.

Los invito a tirar la primera piedra, si con esas rocas hacemos nosotros nuestra muralla de lucha y justicia.

Comentarios a eljimagua@live.com
Soy un homosexual libre, pero no siempre fui una verdad. Hubo tiempos en los que el viento social sometía a tanta presión mi armario, haciendo que me sintiera amilanado, triste y lleno de rencor, que su puerta se mantuvo cerrada por muchos años. Fue mi propia verdad la que sostuvo el vuelo, como una pulsera de alas sexuales. Sexo a sexo encontré el despegue en mi identidad por fin desnuda, en ella hallé el viento que sopló mudo en mi boca.

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