Desde que te vi en mi infancia
¡todo desnudo gran amigo!
sicalípticos sueños me provocas
que son mis dedos explorando
las entrañas de mis placeres
en donde no existe vergüenza
en donde no existe el miedo.
No es la sangre enloquecida del río
que desemboca del mar de tus ojos,
que gritan mis venas por un escape;
haciéndome erguido a tú sonrisa
y al deseo que te tengo.
No es que me provoque frío
el temblor de verte a todas horas
y ser todo sepulcro mi corazón
tan enamorado, tan sediento.
No es a mi antojo quererte tanto
en noches de eróticos canticos.
Y confesármelo junto a mi mano
en movimiento.
No es por mi pene erecto
cuando invento sentirme amándote.
Eso creo, hasta la apertura de mis ojos
acción que logra acibarar el momento.
Nueve pulgadas dibujo entre tus piernas.
Al recordarte flácido aquella tarde
cambiándote de ropa. No hay espacio
para menos al recrearte erecto.
No es porque quisiera comerte a besos,
es que sigues siendo ese amigo hetero
que respeta mi identidad y sentimientos.
Esos mismos que sufren al saberte muy lejos
se sentirte junto a mi cuerpo y llamarte su dueño.
Marcaste mi infancia, que en el poder soñarte
y hacer de un onanismo lo que siento,
encuentro mi consuelo.
Dedicado a ti....
Autor: Francisco J. Cartagena Méndez, El Jimagua
Derechos Reservados / http://jimagua.blogspot.com/
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