sábado, 7 de septiembre de 2019

Cuando Dios confiese que ser gay no es un pecado


Por Francisco "El Jimagua" Cartagena Méndez
Escritor y Activista de Derechos Humanos
Presidente Fundación ASI
Twitter: @eljimagua



Existen personas homosexuales en todos los rincones del planeta tierra. En diferentes culturas hay personas del mismo sexo deseándose y amándose de diferentes maneras. En algunos lugares lo hacen libremente, en otros desde el armario o desde el obligado clandestinaje. La mayoría de las religiones condenan la homosexualidad. Pero; cuando el mito del pecado desaparezca, el mundo será mucho mejor, más productivo, más justo.

Soy de los que pienso que somos seres puramente biológicos. Sin embargo, hay muchas personas que por otro lado, piensan que los seres humanos fuimos creados por seres superiores o a la imagen y semejanza de algún Dios.

No es casualidad que en la historia antigua, (llámese precolombina, egipcia, riega, China, romana, en los indios de las Américas, incluyendo los del Mar Caribe/antes de la Conquista española, en el judeocristianismo), existan historias de amor o deseo entre personas homosexuales.

No es casualidad que a través de la espada del tiempo – a través de las masacres, las terapias de reversión de la identidad sexual, de la inquisición, las persecuciones y los asesinatos de homosexuales, la homosexualidad siga siendo una realidad en todo el planeta tierra. La razón es solo una; la homosexualidad es Natura entre los seres vivos.
Tristemente millones de personas en el mundo nos sentimos obligadas a ocultar nuestra verdadera identidad y esencia. Algunos lo hacemos por un lapso de tiempo, que puede durar varios años, otros lo hacen durante toda su vida. Sufrimos al tener que fingir ser y vivir de una manera diferente a la que exige nuestro corazón y nuestro instinto sexual.

De existir un Dios o un ser creador y éste dedicara unos minutos de su valioso tiempo omnipotente y omnipresente, para confesar que ser gay es algo totalmente natural y que no es contra-natura ni un pecado – tendríamos un mundo más justo. Un mundo en el que millones de personas no se suiciden por temor al rechazo y el discrimen en contra de sus orientaciones sexual.

Sería un mundo en el cual toda persona desde su desarrollo adolescente, tendría la oportunidad de vivir y expresar libremente sus emociones, sus deseos y su orientación sexual. Serían países y sociedades más productivas, ya que no existirían personas aislándose del resto de la sociedad, ya que las lgbtt fobias, el rechazo y el discrimen tienen graves consecuencias sociales, el aislamiento social es una de ellas.

Si ser gay dejara de ser un “pecado” no habría hombres homosexuales casándose con mujeres por querer ocultar su homosexualidad. No habría mujeres deseando a otras mujeres desde el abrazo forzado a su esposo. En otras palabras, habría menos personas viviendo una doble vida.

Es importante mantener el debate público sobre la homosexualidad (como una orientación sexual natural de los seres humanos) y el tema del supuesto “pecado” que representa aún ser homosexual en la gran mayoría de los países del mundo. Es menester seguir con la lucha por el respeto al ser humano, más allá de creencias religiosas y de orientaciones sexuales.

Todos y todas compartimos un mismo entorno en el que se han proliferado diferentes creencias, las cuales en vez de separarnos, debieran unirnos desde el reconocimiento pleno de una de las acciones humanas que debe ser una verdadera creencia universal ‘El Respeto los Unos a Otros’. (mas allá si existen los dioses creados por los humanos, si somos seres biológicos, si somos una pura casualidad, o si fuimos creados verdaderamente por algún ser superior) El respeto es la clave de la paz.

Cuando Dios confiese que ser gay no es un “pecado” estará comenzando a hacerse responsable por las millones de personas homosexuales que han sido agredidas, perseguidas, mutiladas, rechazadas y asesinadas por ser una realidad de “su propia creación”.

Escrito y publicado por: Francisco “El Jimagua” Cartagena Méndez

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