Evocando a la del Rolex
Religiones espurias que interfieren
al deseo e instinto cierto del hombre.
de un tabernáculo de alabanza nació
prostituta de la fe, blasfema ungida.
Tomó la cruz luminosa en sus manos
e iluminó un coro de blasfemias sucias.
Su cabello era corto, también luminoso
mas era su alma seca y oscura.
y al referirse sobre un noble astro...
Parecía hablar sin mesura, sin dudas
aquellos versos malditos y eclesiásticos
y era su voz hecha de épicos mitos.
Lleva en su voz la prédica de Dios
y en su mano un diamante y un Rolex.
Lleva bajo su hombro viejo libro traducido
y en un Mercedes descansó su trasero.
Esparció odio mediático en contra de sus hermanos
si esos, que quizás también pagan su diezmo
almas homosexuales de pureza y deseos
por la equidad que ella desea ir entorpeciendo.
Entonces los cielos ante su osadía se abrieron.
Y así cantó la Apóstol
una más de sus tantas canciones
y así al mundo gritó toda ungida
el arte de juzgar a los corazones.
Y qué más dá si es un mercader su templo
si cae el diezmo a montón a su bolsillo;
y qué más dá me critiquen estos versos
yo llevo la verdad y la libertad a mis amigos.
Mientras ella aumenta sus arcas y su ego
habremos de luchar “los impíos”;
Mientras comercializa ella su hipócrita fe
Cantaré yo abrazos y aceptación por los míos.
El "infierno musical" cantará a la libertad y al amor
mas Wanda Rolex ya cantó, al odio homofóbico.
Autor: Francisco J. Cartagena Méndez
El Jimagua
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