Religiosos que callan ante el abuso sexual a menores y
otros “pecados” en familias “tradicionales”
Por: Francisco “El Jimagua” Cartagena
Méndez
Activista de Derechos Humanos
Presidente Fundación Acción Social
Inclusiva
Editor & Artista Gráfico
eljimagua@live.com‘Hombre abusa de su hija’, ‘pastor es acusado de agredir sexualmente a un niño’, ‘sacerdote abusó de varios niños’ ‘Padre y madre prostituían a sus hijos’, son algunos tristes titulares que observamos en las noticias continuamente. Sobre esto los religiosos fundamentalistas que tanto atacan a la comunidad LGBTT no hablan, y se vuelven cómplices desde el silencio.
Hipócritas son muchos religiosos que acusan el supuesto
pecado ajeno y no reconocen sus acciones ilegales y socialmente equivocadas.
Hipócritas cuando no les importa hacer algo en contra del abuso a menores.
Hipócritas cuando utilizan sus biblias para pisotear a ciertos grupos y no se
adjudican sus propios pecados. Hipócritas por hablar de amor y misericordia al
mismo tiempo que condenan a un gay al fuego eterno y a la muerte.
Todo problema social que involucre la agresión sexual, física
y psicológica en contra de personas desprotegidas, debe ser discutido a fin de buscar
soluciones y crear herramientas en nuestras comunidades que logren prevenirlos.
La iglesia que persigue continuamente a la comunidad LGBTT en su hipocresía más
amplia, calla ante muchos de estos problemas sociales.
Desde el silencio, aportan a que dichos problemas sigan
sucediendo, por lo que se vuelven cómplices de las agresiones sexuales a niños
y niñas, así como del maltrato del hombre hacia la mujer, por mencionar algunos
ejemplos.
Divorcios, agresiones físicas y sexuales de padres y
madres contra sus propios hijos, padres que abandonan a sus hij@s, violencia
doméstica, drogadicción y corrupción, son algunos males sociales que son
propios de todas las familias, incluyendo la “familia tradicional”.
En muchas iglesias de diferentes denominaciones
religiosas (Católicas, Evangélicas, Anglicanas, Testigos de Jehová), (entre
otras), continuamente se encubren casos de agresiones sexuales contra niños y
niñas. Lo más triste de esta dura realidad es el hecho que esos niños fueron
abusados en nombre de “Dios” y que se amenace o indemnice con dinero a las
familias de estos niños para que no hagan denuncias públicas.
En Puerto Rico hay una agrupación llamada ‘PR por La
Familia’, y pastores como Wanda Rolón, Rodolfo Font, y el Arzobispo de nuestra
ciudad capital, el monseñor Roberto González Nieves, que muy seguido hacen
expresiones contra los gays, acusándonos de aberrantes y pecadores. No tienen dignidad alguna para hacerlo, mucho
más cuando se lucran económicamente de sus seguidores y encubren y callan ante
las verdaderas aberraciones que ocurren dentro de lo que ellos llaman la
familia tradicional.
Las iglesias, las ONG, y los gobiernos debemos unirnos
para ofrecer a la ciudadanía información preventiva sobre el abuso sexual
a menores, para erradicar la violencia doméstica tanto del hombre hacia la
mujer, como de la mujer hacia el hombre. Podemos hacer más para evitar el
maltrato físico y prevenir que nuestros niños caigan en el uso de las drogas.
Si fomentamos que las personas hablen sobre el tema de la
pedofilia y la pederastia y sobre cómo podemos identificar signos de abuso en
nuestros niños y niñas, se estarán creando acciones preventivas específicas,
que ayudarán a disminuir la alta prevalencia de casos de abuso sexual infantil.
Ante tanto odio eclesiástico, la buena noticia es que
actualmente las sociedades despiertan y reconocen los derechos humanos y el
respeto por la vida más allá de los ideales religiosos. En fin, es el respeto
colectivo es el que verdaderamente nos hace humanos y permite que vivamos en
sociedades verdaderamente democráticas.
Derechos Rervados.
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