martes, 7 de junio de 2016

Quien menos te imaginas puede ser gay

Por: Francisco “El Jimagua” Cartagena Méndez
Escritor y Activista de Derechos Humanos
Presidente Fundación Acción Social Inclusiva
Twitter: @eljimagua

Las personas gays somos más de lo que dicen las estadísticas. Los hay por donde quiera, algunos lo denotan a primera vista, otros son los protagonistas de la famosa expresión “nunca me hubiera imaginado que eres gay”. Una persona homosexual puede ser hasta un padre o una madre, uno de nuestros tíos o primos, puede serlo alguien que aún vive dentro del armario por causa de la homofobia social y religiosa.

 El armario guarda de todo: no sabemos si la maestra que nos educó en la infancia o la adolescencia era lesbiana, lo mismo puede suceder con el barbero que nos acicaló el cabello por tantos años. Que me dicen del primo apuesto y mujeriego de la familia dando brincos y saltos con otro primo o alguno de sus amigos.

En mi caso particular, conozco desde pequeño a un apuesto caballero que ahora es cincuentón. Tiene un nivel de macho al 200% en torno a la manera cómo actúa, su voz extremadamente gruesa y sus más de seis pies de estatura. Aún cuando está casado y tiene hijos, lo cierto es que me confesó que durante su juventud tuvo sus muchas relaciones con otros hombres (desconozco si aún lo hace).

Esto significa varias cosas: la primera es que ser gay no es sinónimo de manierismos, debilidad o de querer aparentar ser una mujer. En segundo lugar, encontramos una persona gay que decidió por la homofobia de su época, ocultar su verdadera identidad y vivir una vida como un heterosexual más. En tercer lugar, por nada del mundo dudaría que este caballero ame a su esposa y a sus hijos con locura, pero me temo que a la misma vez, sufre el haber tenido que reprimir su verdadera orientación sexual de nacimiento.

Una persona gay puede ser el médico que salvó la vida de una persona con alguna condición crónica, la persona que nos atiende en alguna tienda del centro comercial, o simplemente un compañero de estudios por el que suspiramos. Soy de los que entiendo que el mínimo por ciento (a nivel poblacional) que le dedican a la comunidad LGBTT no es correcto.

Las estadísticas suponen en muchos países que las personas homosexuales representamos meramente entre un 3 a un 5% de la población total. En efecto, estas estadísticas hablan de personas gays, por lo que sería prudente indagar si excluyen a otros miembros de la comunidad LGBTT como las personas transgéneros y transexuales.

Unamos a esos números a las miles o cientos de miles de personas que viven una doble vida o en el armario. Agreguemos también, al enorme por ciento de personas “curiosas” que terminaran teniendo una experiencia sexual gay en algún momento de sus vidas.

Los líderes fundamentalistas que promueven la violencia y la homofobia, verdaderamente realizan todas sus acciones porque temen que se reconozca el hecho de que hay tantas personas homosexuales como hay personas heterosexuales en todo el planeta tierra.

¿Qué significa esto?... que se evidencia una vez más, que la homosexualidad es una identidad sexual innata y muy natural en los seres humanos.

Pensar lo contrario significa haber sido engañados por el fundamentalismo (que creó la mentira del pecado de la homosexualidad) o en caso de las mismas personas gays, vivir la homofobia internalizada de forma muy arraigada. Somos muchos y muchas. La comunidad LGBTT somos una gran fuerza si damos paso a la libertad y al orgullo por nuestra homosexualidad…

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