Por: Francisco “El Jimagua” Cartagena Méndez
Escritor y Activista de Derechos Humanos
Presidente Fundación Acción Social Inclusiva
Twitter: @eljimagua
Las personas gays somos más de lo que dicen las estadísticas. Los
hay por donde quiera, algunos lo denotan a primera vista, otros son los
protagonistas de la famosa expresión “nunca me hubiera imaginado que
eres gay”. Una persona homosexual puede ser hasta un padre o una madre,
uno de nuestros tíos o primos, puede serlo alguien que aún vive dentro
del armario por causa de la homofobia social y religiosa.
El armario guarda de
todo: no sabemos si la maestra que nos educó en la infancia o la
adolescencia era lesbiana, lo mismo puede suceder con el barbero que nos
acicaló el cabello por tantos años. Que me dicen del primo apuesto y
mujeriego de la familia dando brincos y saltos con otro primo o alguno
de sus amigos.
En mi caso particular, conozco desde pequeño a un
apuesto caballero que ahora es cincuentón. Tiene un nivel de macho al
200% en torno a la manera cómo actúa, su voz extremadamente gruesa y sus
más de seis pies de estatura. Aún cuando está casado y tiene hijos, lo
cierto es que me confesó que durante su juventud tuvo sus muchas
relaciones con otros hombres (desconozco si aún lo hace).
Esto
significa varias cosas: la primera es que ser gay no es sinónimo de
manierismos, debilidad o de querer aparentar ser una mujer. En segundo
lugar, encontramos una persona gay que decidió por la homofobia de su
época, ocultar su verdadera identidad y vivir una vida como un
heterosexual más. En tercer lugar, por nada del mundo dudaría que este
caballero ame a su esposa y a sus hijos con locura, pero me temo que a
la misma vez, sufre el haber tenido que reprimir su verdadera
orientación sexual de nacimiento.
Una persona gay puede ser el
médico que salvó la vida de una persona con alguna condición crónica, la
persona que nos atiende en alguna tienda del centro comercial, o
simplemente un compañero de estudios por el que suspiramos. Soy de los
que entiendo que el mínimo por ciento (a nivel poblacional) que le
dedican a la comunidad LGBTT no es correcto.
Las estadísticas
suponen en muchos países que las personas homosexuales representamos
meramente entre un 3 a un 5% de la población total. En efecto, estas
estadísticas hablan de personas gays, por lo que sería prudente indagar
si excluyen a otros miembros de la comunidad LGBTT como las personas
transgéneros y transexuales.
Unamos a esos números a las miles o
cientos de miles de personas que viven una doble vida o en el armario.
Agreguemos también, al enorme por ciento de personas “curiosas” que
terminaran teniendo una experiencia sexual gay en algún momento de sus
vidas.
Los líderes fundamentalistas que promueven la violencia y
la homofobia, verdaderamente realizan todas sus acciones porque temen
que se reconozca el hecho de que hay tantas personas homosexuales como
hay personas heterosexuales en todo el planeta tierra.
¿Qué
significa esto?... que se evidencia una vez más, que la homosexualidad
es una identidad sexual innata y muy natural en los seres humanos.
Pensar
lo contrario significa haber sido engañados por el fundamentalismo (que
creó la mentira del pecado de la homosexualidad) o en caso de las
mismas personas gays, vivir la homofobia internalizada de forma muy
arraigada. Somos muchos y muchas. La comunidad LGBTT somos una gran
fuerza si damos paso a la libertad y al orgullo por nuestra
homosexualidad…
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