Por: Francisco
el Jimagua
Separación
entre iglesia y estado es el concepto más absurdo que un ser humano pensante y
con criterio propio pudiera creer que existe en la realidad político-religiosa
puertorriqueña. Comenzaré este conciso análisis sobre la visita del católico
protestante Luis Fortuño, “gobernador” de Puerto Rico, a la iglesia “Mercader”
de la autoproclamada “apóstol” Wanda Rolón, lo haré hablando sobre el poder del
voto y los chanchullos por debajo de la mesa.
El
poder del voto es el concepto que describe cómo los líderes religiosos de los
centros comerciales, digo, enormes iglesias, como Wanda Rolón, Font, y otros,
utilizan sus púlpitos para trepar a X o Y político. En arroz y habichuelas, el
líder religioso influye en sus feligreses sobre el voto a favor de algún
político a cambio de la creación de medidas legislativas a beneficio de las
iglesias, o por dinero.
Sobre
el dinero podemos mencionar los chanchullos a puerta cerrada o por debajo de la
mesa. Así hay un intercambio de monedas de oro, tipo barco pirata, tripulado
por iglesia y estado, que desencadena un sin número de medidas legislativas
discriminatorias o que favorecen por ejemplo, el que las iglesias no paguen
impuestos (IVU) y que no aporten contribuciones.
Lo
irónico de la visita de Luis Fortuño a la iglesia de Wanda Rolón es que tienen
la cara de papa de proyectarse como personas moralistas y decentes, pero eso
era antes. Ahora es diferente, ahora estas figuras de la farándula politiquera
barata y mezquina, no les importa quedar en evidencia pública ante el descaro
que supone su hazaña, sí, la del “gobernador” que se acuesta siendo católico y
despierta siendo evangélico protestante.
Es
como el que se vende al mejor postor. Así, siendo meretrices, Wanda Rolón y
Fortuño contribuyen a dos nuevas comidillas públicas. La primera pone de
manifiesto que no existe ninguna separación entre iglesia y estado. La segunda
nos dice que en efecto estos grandes templos de adoración son mercaderes que se
sustentan de la fe de berzotas que muy lamentablemente mantienen las pansas
profanas de los falsos profetas en la tierra.
Me
secunda Jesucristo quien sintió IRA al saber que los templos eran utilizados
como mercaderes. Me lo dice la Resolución Conjunta 99, me lo dice un convicto Jorge De Castro Font quien se proyectaba tan religioso y virginal
ser humano, que terminó preso por corrupción. Me lo afirma la Oficina para las
iniciativas de Fe y Base Comunitaria que cuestan 10 mil toletes mensuales
pagados a un pastor con el presupuesto
gubernamental.
Así
puertorriqueño mientras cierran museos, destruyen teatros, nos censuran el
derecho a la libre expresión, prosiguen discriminando en contra de los
homosexuales, proponen el bilingüismo politiquero, seguimos nosotros protestando
sin tirarnos a la calle a dejarnos sentir. Seguirán entonces los catoli-protes-politistas repartiéndose el
sudor del trabajador.
Horda
de mercenarios es el mejor adjetivo para describir al montón de mercaderes
religiosos y políticos que hacen una orgia de dinero verde con sus creencias y el
respeto hacia el pueblo al que le predican o por el cual legislan. Respeto que
es nulo ante las asiduas evidencias que nos llenan de tanta rabia e impotencia.
Pero
recordéis mis hermanos “no son los pueblos quienes deben temer a los gobiernos,
sino el gobierno quien debe temer al pueblo”, pero solo si nos tiramos a la
calle, porque con gritar nuestra indignación no es suficiente.
Fortuño
quedaste feo para el púlpito y peor para la foto, espero que le dejaras un
jugoso cheque, digo una ofrenda digna de
la sábana blanca de Wanda Rolón, si al fin y al cabo solo interactuabas
y politiqueabas en “la sociedad de alta arcuña mercado-política”. Acusarme
vosotros políticos y religiosos de subversivo o pecador, si ya yo os acuséis a
vosotros de charlatanes y profanos profetas de la religión y la política.
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